A esa persona me la encontré, ya con 62 años, para que me contara lo que aseguró haber presenciado y que después otros pobladores ratificaron.
El lugar en cuestión se llama Taquimilán, una localidad del norte neuquino de poco más de 1.600 habitantes, donde, según varios testimonios, algunos días de invierno, en la base del cerro, distante 500 metros de donde termina el pueblo, se divisan una serie de figuras en hilera que se asemejan a casas. La imagen permanece entre 15 y 20 minutos y luego se esfuma.
La aparición, aseguran, se da a última hora de la tarde o minutos antes del amanecer. “Me decían que era loco, que tenía visiones, pero después lo comprobaron todos, no sólo acá, la gente de Chos Malal también vio estas casas. Han venido turistas de Neuquén y Río Negro que las pudieron observar”, me aseguró en aquella visita a Taquimilán Rafael Cerdán, el hombre que a los cinco años dijo haber sido testigo del fenómeno. A decir verdad, también existen algunos registros fotográficos que, al observarlos y aplicando un poco la imaginación, podrían dar crédito a lo que este hombre afirma.
Con él me fui al lugar donde dijo que vio esto por primera vez. Recuerdo que hacía un frío que helaba los huesos en ese junio de 2012. Caminamos desde la comisión vecinal hasta el final de la última cuadra de tierra en dirección al cerro y donde termina el pueblo. Cerdán de golpe se paró, respiró profundo y señaló sin dudar en el horizonte el lugar donde se da la aparición.
“No se sabe a qué se debe esto, a pesar de que hace tantos años que se lo ve. Lo seguro es que ahora nadie puede negar que existe”, remarcó con insistencia.
Quizá se trate simplemente de un fenómeno natural que se da en contadas veces cuando el sol se refleja en el cerro y que simula esas figuras. O sólo será una creencia. Vaya uno a saber.
Lo cierto es que en Taquimilán abundan los mitos y las leyendas sobre esto. Como el testimonio de un campesino que en las primeras horas de la mañana circulaba a caballo por la zona en cuestión y que, de pronto, se encontró en medio de una calle. La anécdota cuenta que todo duró segundos y que cuando apareció el sol la situación volvió a la normalidad.
Otro relato asegura que en el lugar se habrían reunido en tiempos de la campaña del desierto los líderes de distintas comunidades indígenas, perseguidos por el ejército que comandaba en ese entonces el general Julio Roca, y que allí estarían enterrados objetos de valor pertenecientes a estos pueblos originarios.
Historias, especulaciones o sólo habladurías. De lo que nadie puede dudar es que esa imagen fantasmal vive en las retinas de los habitantes de Taquimilán, como parte de un misterio que se resiste a ser revelado.
Fuente L.M.N.