Lucía Castillo la rompe con sus quesos de origen en Los Guañacos

- PRIMEROS VECINOS

Lucía Castillo la rompe con sus quesos de origen en Los Guañacos
Lucía Castillo la rompe con sus quesos de origen en Los Guañacos

Es una de las mujeres queseras de Los Guañacos. Aprendió el oficio desde niña, se capacitó siendo más grande y emprendió más tarde su empresa.

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Lucía Castillo aprendió a hacer quesos cuando era una niña y ayudaba a su madre en las tareas cotidianas de la casa. En aquel momento no pensaba que eso le serviría a futuro para armar su propio emprendimiento.

Instalada en Los Guañacos junto con su familia, la vida la devolvió a sus orígenes cuando le prestaron una vaca y le sugirieron hacer queso. A partir de ese día se dedicó de lleno a esa tarea, se capacitó, compró sus propias vacas y fue creciendo en el desarrollo de su marca: Quesería El Fortín.

Lucía es una de las mujeres queseras de Los Guañacos, una localidad del Norte Neuquino que acaba de celebrar la primera edición de la fiesta del Queso y la Esquila para rendir homenaje a las tradiciones que permanecen vivas y caracterizan a la región. El nombre de su emprendimiento no es casual: su chacra está muy cerca del histórico “Fortín Guañacos”, fundado en 1879 para guardar el paso y comercio hacia Chile. 

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Emprendimiento con base en Los Guañacos

“Aprendí de niña, con mi mamá. Cuando me casé vine a vivir a Los Guañacos. Un día me prestaron una vaca jersey para ordeñar y el dueño me dijo que por qué no intentaba hacer queso”, recuerda. Eso fue hace siete años y fue la génesis de su emprendimiento.

Compró una vaca, luego otra y ya tiene cinco en total. Cuatro de ellas son cruza con jersey y la otra es de raza pampa. La sanidad de sus animales es un punto central en su emprendimiento y su esposo, Juan, la ayuda a cuidarlas. Hace poco pudieron inseminar artificialmente a una de sus vacas y están expectantes porque les nazca una ternerita jersey.

Así como la sanidad de las vacas es fundamental, su propia capacitación también es un eje del trabajo que desarrolla a diario. A lo largo de los años ha hecho cursos de manipulación de alimentos y está enfocada ahora en reacondicionar la sala de elaboración para que todo esté acorde a la calidad del producto que ofrece.

Sus quesos están hechos sólo con leche de vaca, sin químicos. El ordeñe es manual. Cada mañana entre las 8.30 y las 9 dedica dos horas a ordeñar, porque considera que es un momento “emocional” para las vacas donde debe primar la tranquilidad, para cuidarlas y cuidar el producto.

Con los 40 litros de leche que obtiene diariamente se encamina a la sala de elaboración y, bajo estrictas normas de higiene, aplica un cuajo 100% natural. Corta la leche, le saca el suero, lava con agua bien fría y la escurre por una hora. Luego prepara la salmuera, lo deja por otra hora más y recién entonces empieza a hacer el queso, lo prensa y lo deja estacionando. Al cabo de una semana ya está listo para consumir.

Afuturo sueña con poder comprar una ordeñadora que le ayude a seguir creciendo en su emprendimiento familiar. Su historia es la historia de otras mujeres rurales del Alto Neuquén que, a partir de una práctica ancestral, se animaron a incursionar en la quesería y están desarrollando un producto de calidad que poco a poco se está haciendo conocido en el resto de la provincia.




Fuente L.M.N.

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