Gaucho de ley, nacido en Chos Malal en el norte neuquino y ahora radicado en Plottier, el fotógrafo Carlos Monsalve ya tiene cinco mundiales sobre el lomo y contó todos los detalles de esta nueva y apasionante aventura.
Mientras gracias al traductor le respondía un mensaje a los taxistas y les avisaba que lo esperaran un rato para ir comer pollo y pescado con arroz, Carlos contaba que enganchó buena onda con los choferes apenas al llegar.
«Al principio me miraron con cara de ‘este es sapo de otro pozo’. Ahí nomás saqué la camiseta de Messi«, dijo. El efecto fue inmediato: enseguida vinieron todos a sacarse fotos y video selfies para compartir a sus amigos y familias: no todos los días aparece un gaucho recién llegado de la Patagonia con la 10 de Lionel y una bandera albiceleste con la leyenda Chos Malal.Ya en en ese primer encuentro lo invitaron a almorzar y cuando repartieron los platos notó que no había cubiertos. «Son muy hospitalarios. Cuando vi que uno de los taxistas comía con la mano, me di cuenta cómo eran las cosas por acá, así que comí así nomás», relató.
Carlos decidió instalarse en ese departamento en el piso 19 de un edificio que lo impresionó por su confort. «Nunca estuve en uno tan lindo. Estoy pagando nueve dólares por día. Fijate que en Qatar, si tenés la suerte de compartir un alquiler, tenés que pensar en unos 70 dólares por cabeza. Es muchísimo. Y se complica cada día más a medida que van llegando los hinchas y se va llenado. Por eso hice base en Bahrein y voy a ir y volver. Es más o menos como ir desde Neuquén a Zapala«, explicó.
Desde el departamento se ve la pileta del hotel vecino, donde las mujeres se tiran al agua con túnicas negras. «Solo se ven los ojos», comentó.
Con días de 42 C°, salió a caminar y se asombró de que no hubiera plazas, apenas unas palmeras en el boulevard, aunque se dio el gusto de mojarse la cara a orillas del golfo.
Cerca del departamento está el club de fútbol Manama. Apenas se acercó con la camiseta de Messi, otra revolución, se le vinieron los jugadores encima y el DT hizo sonar un par de veces el silbato para que volvieran al entrenamiento.
«Después todos se sacaron fotos con la camiseta. Apareció un señor de traje en el club, llamó a uno y enseguida me trajeron una bandeja con barritas de cereales, alfajores, jugo de frutas y dos jarritas con té», contó Carlos. Y se despidió así: «De Maradona se acuerdan bastante, pero lo que genera hoy Messi es una locura».
Fuente D.R.N.